viernes, 11 de septiembre de 2009

Joan Scott: la construcción de la categoría de género


Este ensayo parte de la respuesta a la pregunta ¿Porqué es útil la categoría de Género? Para tal fin, me baso en la propuesta de Joan Scott, ya que parte de la necesidad de construir una teoría que permita explicar la especificidad histórica de las relaciones entre hombres y mujeres, que estructura la manera en que se distribuye el poder en las instituciones sociales que definen cultural y estructuralmente a las sociedades: la familia, el Estado y el mercado.


Entonces podemos decir que la categoría de género proporciona un marco analítico para articular los mecanismos mediante los cuales se establece la división del poder entre los sexos, a partir de mecanismos social e históricamente construidos, que permiten explicar cómo la estructuración social tiene como elemento constitutivo las diferencias sexuales, mecanismos que determinan la desigualdad en la forma en la que se dividen los beneficios del desarrollo, las tareas y el lugar de cada sexo en la estructura social, a la vez que como categoría analítica permite articular la forma originaria en que se establecen las relaciones de poder entre ambos sexos, que asigna un al hombre un lugar de control y dominio sobre la mujer.


Es decir, que la relación masculino-femenino tiene un carácter dialéctico que articula la forma de entender de las relaciones sociales entre los sexos.


El concepto de género desarrollado por Scott tiene cuatro elementos interrelacionados y para explicarlos de mejor manera, planteo algunos ejemplos de cada elemento:


a. Los símbolos con que cada cultura interpreta el lugar de cada sexo en el universo. El proceso de asignación simbólica de un lugar diferenciado de los sexos en el universo en la cultura occidental se fundamenta en gran medida a partir del pensamiento religioso, en donde se asigna un lugar subordinado a la mujer en la organización del universo. En este sentido, la interpretación del papel subordinado de la mujer respecto al hombre tiene como noción fundadora la creación, cuando Adán aporta una costilla para la creación de Eva; este mismo simbolismo se desarrolla en la pérdida del paraíso, en donde se vincula al pecado, el diablo y a Eva en el momento de la tentación a Adán.


b. Los conceptos normativos que asignan y delimitan unívocamente lo masculino y femenino, es decir, las reglas que en los ámbitos sociales, culturales, religiosos, políticos y legales establecen la visión hegemónica de las relaciones y límites de lo masculino y lo femenino. El Concilio de Trento (1584) establece que el matrimonio es una institución que debe ser protegida, y simbólicamente da una valoración de lo femenino a partir de tres comportamientos sociales: “Hay una diferencia entre la esposa y la concubina y la ramera: la esposa está destinada a tener niños y conservar el bien doméstico; la concubina, a ser servida fuera del matrimonio, y la libertina a ser mantenida por voluptuosidad” (citado en Muchembled, 2004).


c. El ámbito institucional, de relaciones sociales y políticas. Es la forma en la que se construyen y operan los mecanismos de la esfera política y del mercado, en donde se definen los mecanismos generadores de desigualdad que trascienden del ámbito de la familia. Es decir, que es en estas esferas en donde los procesos y normas se convierten en mecanismos que operan para asignar en la división del trabajo y el ejercicio del poder, a partir de una desvalorización de lo femenino, lo que hace que las mujeres se incorporen a estas esferas en una posición de desventaja. Una idea clara de cómo se concibe el papel de la mujer en la esfera del trabajo nos lo propone Francisca Bohigas, inspectora de enseñanza primaria en España a mediados del siglo XX (Bohigas, 1947, citado en Astelarra, 2005):”La mujer se somete sin dolor y sin amargura a jefaturas masculinas, aun en el caso de reconocer la carencia de dotes de mando en la persona que lo ejerce. Pues bien: aun en estos casos, el trabajo se ejecuta normalmente, lo que no suele acontecer en la situación inversa”.


d. El cuarto elemento es la identidad subjetiva, que refiere a la manera en que la sexualidad es moldeada por las concepciones y representaciones culturales de los individuos, que determinan prácticas sociales y culturales que permiten el análisis histórico. La identidad del hombre que se constituye a través del ejercicio de una sexualidad activa, en donde la idea es que mientras más mujeres se posean más hombre se és. En tanto la femenina se asocia con el pudor y la virginidad.


Estas cuatro categorías no tienen una relación unidireccional, sino que se articulan de tal manera que precisamente estas interacciones permitirán construir el análisis histórico.


Indudablemente el enfoque de género permite reenfocar la manera en que las ciencias sociales abordan los temas relacionados con la pobreza, la desigualdad y las políticas públicas, que obliga a hacer un alto en la manera en que nuestra sociedad está abordando estos temas.


Las siguientes aportaciones del blog irán en el sentido de desarrollar elementos para poder entender las relaciones entre las políticas públicas y cómo el enfoque de género aporta elementos para la construcción de una sociedad más justa.


Bibliografía:


Scott Joan W. , (1996), El género: una categoría útil para el análisis histórico, en Lamas Marta Compiladora. El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. PUEG, México. 265-302p.


Astelarra Judith, (2005), Veinte años de políticas de igualdad, Ediciones cátedra, 2005, España.


Muchembled Robert, (2004), Historia del Diablo, siglos XII-XX, Fondo de Cultura Económica, México.

lunes, 13 de julio de 2009

CIENCIA Y ESPERANZA

En memoria de Federico García Morales, maestro y ejemplo.


“La ciencia es más que un cuerpo de conocimiento, es una manera de pensar”.
Carl Sagan.

Decía que el ser humano corre frenéticamente a su autodestrucción. Del lado de la economía, la organización del mundo capitalista[1] y la introducción de la máquina en el sistema de producción son la piedra de toque del explosivo crecimiento de la economía mundial. La expansión económica tiene una de sus simientes en el pensamiento moderno, que pone el acento en la razón por sobre la superstición y el dogma de fe. La ruptura total con el Medioevo se configura en el plano intelectual y político con la Ilustración, en el económico con la Revolución Industrial.

La ciencia como el elemento central de la expansión del conocimiento es responsable de los grandes avances en la forma de vida contemporánea (esperanza de vida ampliada, disminución de la mortalidad infantil, mejores condiciones sanitarias, movilidad global, etcétera). La observación y experimentación, la refutación, el cuestionamiento, son herramientas que dan certidumbre al conocimiento de la naturaleza y la sociedad, que parten del principio de falibilidad y aceptan el margen de error en su forma de interpretar el objeto de estudio.

El conocimiento científico ha alejado los dominios donde el pensamiento mítico se que yergue con “La Explicación” irrefutable. Donde inicia la penumbra del conocimiento, la zona donde la ciencia no tiene respuestas -aunque sea tentativas, es en donde el pensamiento mágico, el dogma de fe, la brujería, campean con sus sistemas de creencias y explicaciones de lo sobrenatural como elemento articulador. El principio de no aprehensibilidad, lo incognoscible, lo insondable, son la esencia de estos modelos de explicación. Parten del principio de la infalibilidad.

¿Por qué otros sistemas de creencias se arropan del discurso científico? La pseudociencia es una realidad que va del uso de la jerga científica a proponer el diseño inteligente con intenciones de erradicar la enseñanza de la ciencia en las escuelas, que pasa por las diversas vertientes del New Edge que utilizan el discurso para hacerse de adeptos, de intereses que la usan para justificar la existencia de los extraterrestres y las abducciones. Y creo que a estas expresiones hay que hacerles frente con determinación.

¿Por qué reflexionar sobre el papel de la ciencia precisamente ahora que vivimos en un mundo globalizado? ¿Ahora que la aldea global está al alcance de la mano dado que las nuevas tecnologías derriban las distancias geográficas? ¿Ahora que la nanotecnología abre nuevas dimensiones y oportunidades para el desarrollo tecnológico?

La respuesta creo que es obvia: porque son precisamente el sistema de producción y la sociedad industrial (o posindustrial, si se quiere) los que están llevando al límite de la sobrevivencia a la humanidad y a muchas otras especies que habitan el planeta.

Ante tal escenario, sólo la ciencia puede aportar elementos para que decidamos el camino a seguir. Y el pensamiento científico uno de los elementos articuladores de la conciencia.

Porque hay que diferenciar entre la técnica y la ciencia. La tecnología es el aprovechamiento práctico del pensamiento científico, es la que permite desarrollar nuevos instrumentos para la producción, la comunicación, el transporte. Pero la tecnología no es la ciencia (el arado es tecnología). Y lo peor, la tecnología se convierte en un elemento de idolatría, ya que su uso no es sinónimo de comprensión ni de aprendizaje científico. Incluso, existe un proceso de fetichización tecnológica, ya que sin tener idea de los procesos, se cree que la tecnología tiene las respuestas o soluciones como por arte de magia.

En cambio, el pensamiento científico sigue cuestionando los límites del conocimiento (desde la búsqueda de fallos en la teoría de la relatividad hasta explicaciones al calentamiento global). Sigue aportando respuestas y aceptando que no tiene la verdad última. Define sus propios límites. Y cuestiona permanentemente la consistencia de sus avances.

Precisamente esta búsqueda es la que se está convirtiendo en el centro de la producción de riqueza en el mundo globalizado. La investigación y desarrollo como elemento central del sistema productivo hegemónico. Pero la promoción del pensamiento científico tiene que ir más allá de la articulación ciencia-tecnología, ya que debe ser un elemento central del sistema de aprendizaje de una sociedad.
Una sociedad sin ciencia es incapaz de encontrar sus propias respuestas. Está a merced de lo que los poderes hegemónicos determinen a través de sus sistemas de producción. Una sociedad que apuesta a la tecnología y no al conocimiento, está condenada a vivir una revolución en las telecomunicaciones y a asistir al monopolio de la televisión voyerista (reality shows) en el mejor de los casos, insulsa en lo común. Donde el consumo, la imagen, la apariencia, lo superficial, se vuelven el leitmotiv de la vida cotidiana, en el estereotipo del éxito. Donde el cuerpo se convierte en la llave que abre todas las puertas.

Una sociedad sin conocimiento seguirá aterrorizándose o distrayéndose con la mitología irracional (los extraterrestres, el chupacabras, las apariciones milagrosas), dejando de lado la oportunidad de construir una sociedad más justa.

Claro, no todo queda resuelto con la difusión de la enseñanza del pensamiento científico. Quedan elementos que tenemos que aprender a articular.

Las relaciones y cuestionamientos mutuos entre la filosofía, la filosofía política y la ciencia es uno de los más ricos gérmenes de la creatividad. Las relaciones entre conocimiento y democracia tienen que abordarse con transparencia y una ética rigurosa.

El desarrollo tecnológico debe atender a opiniones de la ciencia y no sólo obedecer a la dictadura del mercado.

La tolerancia, la inclusión, el combate a la pobreza, la erradicación del hambre, el deterioro ecológico, son temas urgentes que deben ser abordados y el conocimiento científico es una base que genera la información que facilita los acuerdos.

La relación entre ciencia y otras cosmologías, el conocimiento tradicional, debe convertirse en un diálogo abierto.

Si no nos convencemos que el pensamiento científico es el camino, nos deslumbraremos con faros que llevan irremediablemente por caminos superados por la humanidad –espero que para siempre: sistemas teocráticos que aniquilan a quienes no se adhieren a la fe; sistemas políticos que conspiran contra la libertad individual (Bush Big Brother); hogueras para quemar libros (desde Maní, Yucatán hasta la Alemania Nazi). ¿Quién nos garantiza que no se rehabilitarán las concepciones del cuerpo que satanizan a la mujer? ¿Qué nos aleja de un sistema judicial que condena a hombres y mujeres porque les encuentran la marca del diablo? ¿Qué límites tendrán los que comercializan medallas con tierra de la Tierra Santa?

En fin, si como sociedad no nos damos elementos para alimentar la Razón ¿Qué nos salvará de la Sinrazón?


Tomo el título de un capítulo del libro de Carl Sagan, (2006), “El mundo y sus demonios. La ciencia como una luz en la oscuridad”, Planeta, 1ª reimpresión, México.

Foto: Quema de libros durante el régimen militar chileno. En http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Quema_de_libros.jpg


[1] El socialismo nunca se alejó de la idea del crecimiento ilimitado, en donde la expansión de la producción era el principio de creación de la riqueza.

domingo, 14 de junio de 2009

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El prinicpio


"El sueño de la razón produce monstruos"... lo terrible es que estos monstruos son tan reales como la sinrazón de una humanidad que corre febrilmente a la autodestrucción. Esa humanidad que busca la aniquilación del diferente, del otro. Que consume vorazmente todo lo que le rodea.
Pero queda la esperanza de la razón, que da razón a la esperanza de un mundo mejor. De un mundo donde la humanidad por fin se entienda como parte y no como dueña, donde se borre la frontera de la riqueza que divide al que tiene derecho a la vida del que nace para morir sin esperanza, del que nace para ver morir a los suyos en la desesperanza.
Este no es más que un espacio para reflexionar y dar un espacio a la razón, cuando nos rodea la sociedad del espectáculo y una realidad espectacularizada que quiere hacer soñar a la razón.
Julio.