martes, 15 de octubre de 2013

“La universidad pública y el neoliberalismo latinoamericano”

*Ponencia presentada en el Congreso Internacional de Estudios Latinoamericanos, organizado por la Universidad de La Serena, Chile. Noviembre del 2000.
Julio Alfonso Ortegón Espadas[1]


“Este grupo teme así y con razón, quedarse sin el apoyo de la base, poco participativa y carente de una clara visión. En este momento, de lo que se trata por lo tanto, es de politizar el movimiento estudiantil y para que así ocurra, es necesario, sobre todo, cuidar de la organización. La organización, la administración, son preocupaciones básicas para transformar el movimiento estudiantil en una realidad”.
Theotonio Dos Santos, 1961.


¿Qué explica que a cuarenta años de diferencia estas palabras tengan mayor validez que nunca? El riesgo que la universidad pública enfrenta ante el proyecto neoliberal de organización social, la pone ante la posibilidad, más real que nunca, de su desaparición. La organización estudiantil, y la conciencia de la responsabilidad histórica que enfrenta, es indispensable para detener el avance de un proyecto que sólo debilitaría a una de las instituciones más útiles para combatir la inequidad social, además de ser una institución que permite la formación de grupos sociales con posibilidades de entender y transformar, a través de valores universales, a la sociedad en su conjunto. Y tal vez ahí se encuentre la explicación del peligro que corre.
Ante esta posibilidad real ( en países como México) y vivida ya en algunos países (como en Chile), es necesario reconocer la situación de la sociedad latinoamericana ante el proceso de mundialización y el escenario que los jóvenes y estudiantes de ahora enfrentaremos, así como el papel que juegan los principales actores de este proceso. Esto nos permite plantear que no existen procesos naturales ni irreversibles, y determinar el papel de la Universidad Pública ante la Universidad de la Eficiencia y la Calidad total.

América Latina ante el proceso de mundialización.

Existe una tendencia hacia el debilitamiento del Estado-Nación y el reforzamiento de las identidades de grupos. Las tensiones y el debilitamiento del equilibrio interno en los Estados periféricos, se plantea como algo esperado, pero la generalización de la inestabilidad crea tensiones que amenazan la “estatidad”[2]. Existe una inestabilidad amenazante para los centros, en el agotamiento del Estado liberal, que al no poder cumplir las demandas de la población, privatiza los sistemas de seguridad y bienestar, siendo un aspecto regresivo del sistema. La respuesta al debilitamiento del Estado, es el reforzamiento de los grupos (étnicos, religiosos, de género, etc.), que son resultado del creciente proceso de democratización y del fracaso del Estado liberal (Wallerstein, 1998).
Del diagnóstico anterior que delinea las grandes tendencias del proceso de mundialización, es importante profundizar en el escenario que los países periféricos enfrentan, tomando en cuenta que la privatización de los sistemas de bienestar y seguridad debilita a grupos de población en los países centrales, que comparados con la población de nuestros países, mantienen un muy superior nivel de vida.
El pensamiento neoliberal, entendido como pensamiento único[3], ha establecido políticas que debilitan al Estado, lo que tiende a apuntalar el proceso de polarización social. En el nivel mundial, los países periféricos y semiperiféricos se enfrentan a las exigencias de la red global, y disminuyen sus controles sociales y territoriales, por lo que se manifiesta la exclusión y concentración del ingreso, características del proceso de mundialización.
Esta tendencia del proceso mundializante, pone a la población de América Latina ante una encrucijada, ya que la polarización social es inherente al desarrollo del sistema capitalista; por lo que en el peor de los casos, se deben tomar decisiones que permitan corregir las deformaciones del sistema, pero el Estado pierde el poder de influir dadas las decisiones ideologizadas de los gobiernos neoliberales.
Es así como en México, una decisión del gobierno neoliberal, aconsejada por el Banco Mundial, indujo a las autoridades designadas en la UNAM a establecer cuotas de matrícula que los estudiantes no aceptaron, dando lugar a la huelga estudiantil más grande y extensa de nuestra historia.  
Pero esto significa que los gobiernos neoliberales están desmantelando el capital social que tanto a costado, para ponerlo en manos de intereses transnacionales que operan por y para la obtención de ganancias, quitándolo de las manos del Estado, que se deshace de infraestructura que ha sido creada con dineros públicos,  renunciado a la posibilidad, que puede utilizar en diferente medida, de intervenir para intentar reducir los niveles de desigualdad. Las corporaciones y el capital internacional se encuentran fuertemente involucrados en las presiones que reciben los países del tercer mundo. Es importante reconocer la profundidad de los intereses que tienen, para poder reconocer los campos, de los pocos que quedan, en los que el capital social se trastocará a capital privado.
La base tecnológica que refuerza el proceso de mundialización, se caracteriza por la reducción del empleo en los sectores productivos a escala mundial, característica que agrava la posición de nuestros países dada su dinámica poblacional. La flexibilización de la producción y del empleo, abre grandes espacios por donde la explotación de la mano de obra se puede realizar en detrimento de los grupos poblacionales más vulnerables.

El escenario de la Universidad Pública.

Las innovaciones tecnológicas[4] también afectan al sistema educativo, ya que como en los otros ámbitos, las nuevas tecnologías si bien traen beneficios, también engendran graves riesgos, como “la concentración del conocimiento en los países rectores de este proceso, así como los peligros de acentuar las diferencias de estos países centrales y el resto de los países de la periferia” (Rodrígues, 1998).
Ahora, pensemos a la Universidad Pública en el marco del pensamiento neoliberal. La educación desde esta posición ideológica, debe ser de calidad total y puesta al servicio de los intereses de los sectores productivos. La condición de calidad total, implica un criterio excluyente: en nuestros países se encuentran elevados niveles de pobreza y subalimentación, condición que los deja fuera de cualquier posibilidad de vincularse a este criterio, dado que parten de una condición de desventaja inicial. Sobre todo cuando se considera la situación de las capas jóvenes de la población: donde es abismante la cantidad que muere antes de llegar al primer año de vida, sobrecogedor el porcentaje que no termina la primaria, y abrumadora la que queda fuera de la educación superior.[5] El poner la educación al servicio de los dueños del capital, significa reducir la educación a la adquisición de habilidades técnicas útiles al proceso de producción, sobre todo maquilero desarropándola de la enseñanza de valores universales que permitan tener los cuadros  que induzcan a la transformación hacia una sociedad más igualitaria.
Todavía hay más. Si agregamos las intenciones y realidades respecto a la privatización de la educación en América Latina, enfrentamos un escenario altamente riesgoso para nuestro futuro. Reduce en una importante proporción las posibilidades de realización de grandes sectores de la población. Si observamos que las condiciones del empleo se deterioran en la mundialización, y atendemos a las cifras de la pobreza en nuestro continente, se hace necesario preguntar ¿Quién podrá pagar la educación?, o en otras palabras ¿Para quién será la educación superior?
Ante las posibilidades de una mayor diferenciación entre la educación de los países del centro y la periferia, los criterios de selección basados en la calidad total y la privatización de la Universidad Pública, la respuesta no se hace esperar: los beneficiarios serán las élites de cada país, lo que representa reforzar las tendencias inequitativas del movimiento del capital.
Ante este escenario, por demás negro, se requiere que las juventudes y las agrupaciones estudiantiles latinoamericanas, valoren profundamente el papel que les toca jugar ante las envestidas de los grandes centros para desaparecer la Universidad Pública.
Recordando las palabras que Theotonio Dos Santos escribió hace casi cuatro décadas: tenemos que politizar el movimiento estudiantil y cuidar de su organización. Tenemos que combatir la apatía participativa y generar una clara visión de la sociedad que queremos. Para eso, tenemos que cobrar conciencia  de nuestra responsabilidad para con nosotros mismos y con las futuras generaciones.

Por la defensa de la Universidad Pública y Gratuita:
¡Asumamos nuestra responsabilidad histórica!

[1] Universidad Autónoma de Tlaxcala, México.
[2] Wallerstein define estatidad como el aumento constante del orden entre las naciones que se ha venido aumentando durante cuatro o cinco siglos, hasta alcanzar un equilibrio sistémico. El orden interno en los estados es cambiante.
[3] Se entiende como las proposiciones que de todo el pensamiento capitalista, que responden mejor a las exigencias particulares del estado vigente del capitalismo, aunque no eliminen sus contradicciones fundamentales. El pensamiento neoliberal juega este papel en la fase de mundialización que se vive (Amín, 1997).
[4] Uno de los factores de la nueva división del trabajo que genera desigualdad, es el monopolio tecnológico ejercido por las transnacionales, que excluye a los países periféricos de los procesos más productivos, generándose una profundización de la dependencia y una marcada diferencia en el proceso de exclusión del sistema mundial.
 [5] Los datos de organismos internacionales y de estudios particularizados sobre la pobreza en América Latina, coinciden en señalar  que este continente “padece de un exceso de pobreza”, que se traduce en alta mortalidad infantil, a partir de enfermedades curables; altísima deserción escolar en niveles primarios, sobre todo en la población juvenil femenina, (primaria incompleta, 39%, secundaria incompleta,61.8%, universitaria incompleta 77.4% BID,working Paper n.376) que se acompaña de una alta presencia de niños y niñas en el trabajo, enfatizada sobre todo tras la introducción del modelo maquilero y el esquema de producción flexible;Las pruebas de aptitud académica han ido deteriorando en los últimos años la presencia de grupos medios y bajos en las universidades. Todo esto demuestra que el problema de la educación, las demandas estudiantiles, y las perspectivas de la juventud latinoamericana no se pueden separar del modelo económico y, muy particularmente de las condiciones del trabajo.


BIBLIOGRAFÍA
 Amín S, (1998), “Unidad y mutaciones del pensamiento único en economía”, en López Segrera, F;  Los retos de la globalización, Ensayos en homenaje a Tehotonio Dos Santos, Tomo I; UNESCO, 1998.
 Attanasio, Orazio & Miguel Székely, “An Asset-Based Approach to the Análisis of Poverty in latin America”,Banco Interamericano de Desarrollo: Working Paper n.376, Oct.1999.
 Rodrígues M, (1998), “Theotonio Dos Santos: La globalización y su impacto en la educación”, en López Segrera, F;  Los retos de la globalización, Ensayos en homenaje a Tehotonio Dos Santos, Tomo II; UNESCO, 1998.
 Wallerstein I, (1998), “Paz, estabilidad y legitimación 1990-2025/2050”, en López Segrera, F;  Los retos de la globalización, Ensayos en homenaje a Tehotonio Dos Santos, Tomo I; UNESCO, 1998.

lunes, 14 de octubre de 2013

DISEÑO DEL SISTEMA DE SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN DEL ESTADO DE YUCATÁN

En Maldonado y Galíndez, (2013), Monitoreo, Evaluación y Gestión por Resultados. Aprendizaje y Cooperación Sur-Sur para la Innovación: El Papel de los Actores Subnacionales; CLEAR-CIDE, (Pp. 117-132).
El objetivo de este documento es presentar el diseño institucional del Sistema de Seguimiento y Evaluación del Estado de Yucatán, México.
El caso que se presenta es resultado del proyecto de asistencia técnica “Fortalecimiento del Sistema de Información Estadística, Geográfica y de Evaluación de Yucatán (SIEGEY) y en el establecimiento de un Sistema de Seguimiento y Evaluación Estatal con énfasis en el marco institucional” convenido entre la Unidad de Género y Pobreza del Banco Mundial y el Poder Ejecutivo del Estado de Yucatán. El desarrollo del proyecto contó
con el apoyo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL) y con la intermediación del Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social.

El sistema al que se hace referencia se caracteriza por el fuerte énfasis en la retroalimentación de la toma de decisiones y en la promoción del uso de evidencia rigurosa para contribuir a mejorar el diseño y la implementación de las políticas públicas. Con el fin de mejorar el diseño, la ejecución de las intervenciones públicas y la asignación presupuestaria, el diseño institucional otorga preponderancia al aprovechamiento de la información generada por el seguimiento y la evaluación. Es conveniente destacar que en dicho diseño se prevé la
participación de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como de los órganos constitucionalmente autónomos y de los municipios del Estado de Yucatán.
Ver documento completo en CLEAR-CIDE: